Vos sabés que me quedo colgada con los cielos?
A veces estoy frenética en mi cocina, meta tarea fregona y de repente, en uno de los tantos giros, descubro por enésima vez el atardecer; invadiéndome, adentrándose en mis venas desde la ventana.
Basta un segundo de esa pintura fantástica para distender mis músculos, caer lento al mosaico de nuevo...
Y seguir.
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