Sólo el contacto con las sábanas de seda y aquella voz amable y varonil susurrándole al oído, le devolvieron la conciencia.
- Tenés sed? - dijo extendiéndole la copa helada con gesto decidido y suplicante a la vez.
Laura asintió clavándole la mirada en la negritud de sus pipilas. (eh? pipilas, dije??)
En ese preciso - exquisito instante - el señor R. sintió como un tornado en el mismísimo averno, dentro de sí.(En su cosmos, digamos)
Quiso palparse la boca entre el cosquilleo casi imperceptible de las burbujas del cava y no se halló.
Fue plasma, océano, dunas.
Entrega, sacrificio
Con
sa
gra
ción.
Y apenas pudo balbucear un nombre:
Laura...
.
.
- Tenés sed? - dijo extendiéndole la copa helada con gesto decidido y suplicante a la vez.
Laura asintió clavándole la mirada en la negritud de sus pipilas. (eh? pipilas, dije??)
En ese preciso - exquisito instante - el señor R. sintió como un tornado en el mismísimo averno, dentro de sí.(En su cosmos, digamos)
Quiso palparse la boca entre el cosquilleo casi imperceptible de las burbujas del cava y no se halló.
Fue plasma, océano, dunas.
Entrega, sacrificio
Con
sa
gra
ción.
Y apenas pudo balbucear un nombre:
Laura...
.
.
2 comentarios:
Uno de tus mejorcitos, Viru.
ashia, oshqui
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