la tintineante travesura de los pájaros
por más que el dulce dulzor del sol
juegue a las escondidasno hay excusa y sí vergüenza
para obviar un amanecer
oíd
es de mortales dormir
miráme cómo estoy
apenas la nívea musculosa
tratando de contener lo incontenible
- es la de dormir, viste? -
las patas frías mirando al este
y estas burbujas de caricatura
vacías de abecedario
única cosa rescatable:
el café en mi taza de cerámica azul
que late humeante envíándote señales
he dejado miguitas por doquier
(dulce palabra doquier...
la redimo del olvido)
sólo queda orar porque tus ganas
- tan escasas últimamente -
y cotorras y gorriones
y calandrias con sus crías
se apiaden de mí
.
.
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