Y Buenos Aires muta en sus ojos enajenados, está el destino a la deriva de una ridícula baraja de lentes para ver de lejos.
Hay olor a máquina de llover basura, de llover limosna, de llover mercados de cartón y mandamientos de corona.
El destino es mentira, los huesos están pobres y delineados a sus hachazos./ Y el cuerpo de escasos años carcomido padece epidemia de furia contenida, corre.
Complejos accidentes del mosaico suburbano están a punto de estallar; niños como peldaños, Fermín, voces de humo.
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Y Buenos Aires muta en sus ojos enajenados,
está el destino a la deriva de una ridícula baraja
de lentes para ver de lejos.
Hay olor a máquina de llover basura, de llover limosna,
de llover mercados de cartón y mandamientos de corona.
El destino es mentira, los huesos están pobres
y delineados a sus hachazos./ Y el cuerpo de escasos años carcomido
padece epidemia de furia contenida, corre.
Complejos accidentes del mosaico suburbano
están a punto de estallar;
niños como peldaños, Fermín, voces de humo.
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