.
entonces
él dejó caer lento
aquellas dos palabras
tan suyas:
- chau, bonita -
murmuró suave
albergada en medio de gemidos
esa extraordinaria ternura suburbana
violó cada centímetro de carne hecha llaga
hasta que el último ápice de pena
fue despojo
ella acurrucó su alma en balanceo
tan ebria de caramelito
que ni el súbito final
le supo a hiel
.
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