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No
puedo afirmar que no me interesan los lujos cuando no los he vivido.
Tampoco la austeridad ha sido mi modus vivendi, debo decirlo. Y aunque
sería una falta de respeto quejarme por la vida que me tocó en suerte,
hoy, a mis 60, tengo anhelos encontrados. El tiempo se acorta
inexorable. Duelen los músculos. La falta de calcio hace estragos en mis
huesos. El cerebro ya no responde con la misma velocidad.
Qué hay más allá de estas paredes? Quisiera saberlo. No digo todo. Un 0.1% sería más que suficiente.
Resignación: qué palabra más hija de re mil putas.
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