Hay señales que aparecen sin necesidad de que tengamos que traerlas a nuestra mente y que nos hacen ver a las claras, cuando una 'cosa' finiquitó.
A saber:
- Tener que esforzarnos para recordar cómo eran sus besos y cuando por fin lo logramos, sentimos rechazo. (por no decir asquito y ser perversa)
- Darnos cuenta que existen más personas en el mundo que nos rodea. (antes las escena era otra) Un camino cursi bordeado de flores, una en un extremo, él en el otro. Y correr al encuentro con maripositas alas de corazón sobre nuestras cabezas.
- Rogar que no suenen ni el celular ni el teléfono de línea por las dudas te encuentres con su voz.
- No querer leer nombres que ni siquiera empiecen con la primer letra del suyo.
- Que ya no importe si vive o no.
- Y esa imagen que no podés borrar de tus pupilas: Un telón de terciopelo negro con letras bordadas de un morado mortuorio que rezan el título de este texto.
(Continuará y sabés por qué? Porque para mí, la corrección debe ser continua, sin descanso. Casi te diría, eterna)
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