hacia el agua turbia

han envejecido todos los tréboles...

súbita
la luna en ruinas
tararea un arrorró de silencios

baldío esfuerzo...

no podrá adormecer la pena que subyace

y vos
dadivosa piel_flor_desgajada
te hundirás a ultranza en zigzagueo lento
como caracol de sueño < (link)
hacia el lado turbio de la claridad
.
.

libídine

qué hago ahora
con este amor impenitente?
y qué, con tan casta lascivia?

cómo podré
responder mi pregunta
de pesar, anegada
por tu siempre temida ausencia?

cómo?

no entiendo
no entiendo...

no entiendo no entiendo no entiendo

(que debajo de la hojarasca
dos azucenas marchitas
perpetúen mi nombre en la lápida)

ouh yeah
.
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filantropía

porque soy buena y ahorrativa
elijo despedazarte
de un sólo balazo

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dale acá sin asco > Afiches
Tango (03'05")
Música: Atilio Stampone
Letra: Homero Expósito
Orquesta Atilio Stampone
Canta: Roberto Goyeneche
10/3/1972 - Buenos Aires
RCA-Victor
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felí­z día

a todos mis amiguitos de salita azul
(menos a vos porque pegás fuerte)
.
.

tilín tilí­n

cada vez se me dificulta más
acomodar las piezas del puzzle

cuál es el derecho
cuál el revés?

supongo que llegado el momento
uno debe desear la calma_calma

no ésto
que se asemeja pero no es

me tomo la frente
bajo la vista

no todo debe ser lágrima
en las salinas de la muerte
.
.

del verbo languidecer

pareciera que
apoyando la frente contra el frí­o del vidrio...

pero no
es otro estúpido sueño más

tic tac tic tac
tic tac

(no ves que el tiempo se nos va, bobito?)
.
.

el cuento de la buena pipa

que alguien le enseñe
cómo romper las cadenas del infortunio

(cosa inútil querer aferrarse sin uñas ni dientes)

el cuero desgarrado
sin líneas las palmas
latido en el vientre
gusto a nada en la boca
los hombros que se amurallan...

(el mismo rito de amargo rictus)

la muerte llena el espacio
que él le obsequia
envuelto en sedas rotas
.
.

las 2 crueldades más crueles

un email muerto

y aquella noche de enero
frente al puto teclado



click acá para escuchar > "no estás, te busco y ya no estás..."
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laura, la percanta - capitulito número dúe -

Sólo el contacto con las sábanas de seda y aquella voz amable y varonil susurrándole al oído, le devolvieron la conciencia.

- Tenés sed? - dijo extendiéndole la copa helada con gesto decidido y suplicante a la vez.

Laura asintió clavándole la mirada en la negritud de sus pipilas. (eh? pipilas, dije??)

En ese preciso - exquisito instante - el señor R. sintió como un tornado en el mismísimo averno, dentro de sí.(En su cosmos, digamos)

Quiso palparse la boca entre el cosquilleo casi imperceptible de las burbujas del cava y no se halló.

Fue plasma, océano, dunas.

Entrega, sacrificio

Con
sa
gra
ción.

Y apenas pudo balbucear un nombre:

Laura...
.
.

la percanta y un ní­veo toallón ajeno

Allí estaba ella. La Laura de siempre intentando recomponer el pasado, la historia procaz de sus dí­as...

Sintió un cimbronazo cuando el agua tibia resbaló por su espalda.

Qué estaba haciendo? De quién eran aquellos brazos codiciosos que la esperaban del otro lado de la locura?

Tomó decidida el casto toallón, tan blanco como ajeno. Hundió rostro y turgencias en su perfumada blandura y así­ - como un einyel - se dejó llevar.
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(Difícil dar marcha atrás ahora, percantita)
.
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hermanito sol_hermanita luna

no sólo ha de animarme la dorada resolución del sol
también
el oscurísimo impulso
de una oculta
luna
nueva

(mirá si habrá pasiones que arremeten contra el viento, eh)
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