(al costado, hundido
qué lejos te siento, che)
anoche
mientras una luna de percal
se esforzaba en invadir la penumbra
a través de una hendija
de la centenaria celosía oxidada
anduve de vuelos frágiles
con ojos de niebla
sobre la pared de enfrente
dibujé aquél inmenso hormiguero
desde donde emergía
una cabeza sin cuello
ni nada que le diera marco a la cara
entonces decime, ¿querés?
¿cómo catzo supe
que esa quimérica visión eras vos?
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